miércoles, 24 de abril de 2013

Te quiero.

Te quiero, te quiero, te quiero. Podría repetirlo hasta que mis labios se sequen y las palabras dejen de tener sentido. Podria escribirlo en alemán o en chino, al revés, con letras rojas o con tinta invisible. Podría tatuarmelo en la frente, podría escribirlo en un puente o ponerlo en un candado y tirar la llave al mar. Podría hacer que un avión lo escribiese en el cielo, como en las películas, o que apareciese en el marcador en medio de un partido.
Pero no me gustan los aviones, ni voy a ver los partidos, no sé hablar chino ni alemán, me dan miedo las agujas y nunca encontraré tinta invisible. Tal vez algún día el puente se derrumbe, o tal ves la llave volviese algún día a la orilla.
Solo me queda poder decírtelo.

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