sábado, 8 de diciembre de 2012

Hermano.

¿Qué haría yo sin ti? Sin esos consejos que me das cada vez que te cuento algo, sin esos días en los que no tengo ganas de nada, pero ahí estás tú con tu gran sonrisa animándome. Gracias por todo, por escuchar mis estupideces, por aguantar cada vez que cometo el error mil veces, cada vez que te llamo llorando. Sé que eres la única persona que no me va a fallar en la vida, la persona que voy a tener para todo. Una cosa te digo, también me vas a tener ahí para lo que haga falta, ya lo sabes, cuando no tengas fuerzas para seguir adelante, te de miedo mirar para atrás; mira a tu derecha o a tu izquierda y ahí me tendrás, dispuesta a aguantar lo que haga falta, no hace falta ser de la misma sangre para ser hermanos; de verdad te lo digo, te quiero como a nadie. ¿Discusiones? Todos los días a todas horas, pero son esas discusiones las que hacen que nos unamos, nuestra amistad es indestructible, y espero que esto sea para siempre, pero no un para siempre de película que dura dos horas, o de novela, que dura un mes; no yo quiero un para siempre de los de verdad, de esos que aunque nos separemos, cada vez que nos veamos estemos como el primer día, de verdad eres imprescindible en mi vida, eres de los pocos que han estado ahí cuando lo he necesitado, y espero que esto sea eterno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario